viernes, 18 de noviembre de 2016

EMERGENCIA SOCIAL







Desde la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA Autónoma), Regional Río Cuarto, exhortamos al Gobierno Municipal que conduce Juan Manuel Llamosas a que declare la Emergencia Social. 
No estamos en desacuerdo con que se tapen baches en la ciudad, pero debido a que un 30 por ciento de los riocuartenses están bajo la línea de la pobreza, a que somos la capital del trabajo en negro y que nuestra ciudad ocupa el tercer puesto a nivel nacional en los índices de desocupación, es necesario tapar los baches sociales y luchar contra la desigualdad. Sin la presencia comprometida del Estado este propósito es inviable
En las últimas décadas se ha profundizado la ruptura del tejido social y su reconstrucción solo será posible si se instrumenta la articulación entre el Estado Municipal y las organizaciones sociales que tienen presencia en el territorio. De esa manera empezaremos a combatir la desigualdad y la pobreza, terminaremos con el hambre y el desamparo. Acortaremos la brecha entre los que más tienen y los desposeídos. No podemos permitir que en una ciudad hecha de trigo y pan proliferen los asentamientos precarios, símbolos de la miseria, el hacinamiento y la falta de derechos que padecen miles de riocuartenses.
Según un informe de la ONG Techo, 1.640 familias viven en 16 asentamientos  en Río Cuarto, donde carecen de la prestación de los servicios básicos.
En tiempos donde atravesamos nuestro andar a ritmo vertiginoso, sin aliento, gobernados por la sociedad de consumo, muy pocos se detienen a pensar en la vida de aquellos padres que buscan trabajo y no lo tienen. En esos chicos que piden comida y no la tienen. En esa madre que se reparte en distintos trabajos eventuales y precarios y que aun así no le alcanza para mantener a sus hijos. Y muchas historias más que no suceden en los centros urbanos más pobres del país. Suceden aquí, en Río Cuarto, en el corazón del sector más productivo de la región pampeana. Donde la indigencia golpea con más fuerza y alcanza el 7,7 por ciento, y la pobreza un 32,6 por ciento. Donde la Iglesia nos pide “agudizar la sensibilidad”, y el Estado se encajona en el asistencialismo y no genera las condiciones para promover un perfil de ciudad más productiva y emprendedora en la que se priorice la dignidad laboral y el bienestar de la mayoría de la población.
Siguiendo la premisa del Papa Francisco pedimos que se construyan políticas que tenga en cuenta a las tres T. Techo digno,  Tierra para todos y Trabajo digno. 
Para ello es necesario sancionar un mayor Presupuesto Municipal,  que esté en capacidad de introducir políticas activas en las cuestiones sociales y para que el Estado tenga una mayor presencia en donde hoy abundan la desigualdad, el destrato, la marginalidad.
La declaración de la Emergencia Social debe ser abordada en forma global, por lo que debe ir acompañada de una propuesta de trabajo que contemple la problemática de las adicciones. Adherimos al pedido de la Iglesia Católica en el reclamo de una Emergencia Nacional en Adicciones que implique mayor inversión y recursos en el área. Es necesario tener una mirada realista sobre el tema y las organizaciones e instituciones que trabajan en el territorio conocen de cerca la problemática. Necesitan recursos y apoyo para trabajar y cambiar la realidad de cualquier pibe que pueda quedar atrapado en ese callejón sin salida.
Sin duda la principal salida para revertir esta situación es trabajar de forma articulada con las organizaciones sociales que llegan al territorio. En el Tercer Encuentro Mundial 
de Movimientos Populares 2016, que se realizó en El Vaticano, el Papa Francisco habló “sobre la necesidad de un proceso de cambio que tenga a los movimientos sociales como protagonistas en las lucha por la justicia social”.
He allí uno de los ejes fundamentales de la propuesta formulada por la CTA-A de declarar la Emergencia Social en Río Cuarto para que el Estado y las organizaciones libres del pueblo actúen mancomunadamente en cada barrio, en cada territorio, en cada rincón de la ciudad, con el fin de dibujar un horizonte nuevo de esperanza, igualdad y solidaridad comunitaria.

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